Soy una mujer que transita por la vida y mi nombre fue iluminado por los seres de luz, llamándome Hada Marlen Alfonso Piñeros. Nací el 9 de Agosto de 1966 en el municipio de Guayatá, Boyacá. Soy de origen campesino. He estado acompañada, hace más de 26 años por mi compañero de vida, del cual tengo un hijo que actualmente culmina su carrera profesional de música y tengo unos estrechos lazos familiares con mi hermana y mi sobrino.
Hablar del camino que he recorrido por la vida es hablar de un antes y un después. Un antes cargado de escenarios dolorosos por la separación de mis padres. Mi madre tomó la decisión de separarse de mi padre por las acciones violentas en contra de ella tanto físicas como psicológicas. De allí, parte una infancia triste, de maltratos pero también de inmensas alegrías con mi abuelo, con el cual compartí los primeros años de mi vida en el campo. Momentos que recuerdo con frecuencia “robándome” una sonrisa. Un antes que posibilita, mediante una acción reivindicatoria traer los hechos del pasado, sanarlos y vivir mejor este presente.
¿Cómo he logrado ese “vivir mejor este presente como mujer”?, creo recordarlo y fue desde una acción impulsada por el universo quien me llevo a tomar la decisión de no seguir “significándome en los demás” y pasar por un proceso de “resignificación” de mí misma. Proceso que comenzó en el año de 1998, cuando tomé la decisión de estudiar trabajo social en el Colegio Mayor de Cundinamarca, carrera que abandoné pues no conté, en aquella época, con el apoyo de mi compañero para cuidar de nuestro hijo que tenía 6 años. Él ya estaba pensionado y yo lo había apoyado con su especialización. Así que pensé que él también me brindaría apoyo cuando yo estudiara. Pero en fin, había algo que aún nos unía y que impulsaba un acuerdo de acompañarnos en otros espacios que nos llevó a conocer varios lugares de Colombia desde una mirada ecologista, así, nos acompañamos por dos años y ya luego reinicié mis estudios.
Con la experiencia que ya traía, retomé una carrera de forma semipresencial que me diera tiempo para estar pendiente de mi hogar. Carrera que me abrió la oportunidad de tener otra visión de mundo y enrutar mi proyecto de vida el cual había aplazado por tantos años. Así, me gradué en el año 2005 como psicóloga social comunitaria, con una lectura de vida desde el enfoque humanista, abriendo mi interés en la investigación social, el psicoanálisis y la psicología política. Luego de terminada mi carrera, me estacioné en un momento de vida en un lugar de Cundinamarca, Manta específicamente, allí consolidamos un proyecto de vida con una casa en el campo, lo cual aumentó mi interés de trabajar con lo comunitario.
Empecé con las juntas de acción comunal viendo el cuidado de las cuencas hidrográficas, trabajo que me llevó a un reconocimiento comunitario y político, fui elegida en el año 2004 como Concejala del municipio de Manta por dos períodos consecutivos, del 2004 al 2007 y del 2008 al 2011, ejerciendo como presidenta de este espacio en dos ocasiones. Experiencia nada grata pues en los tres primeros años, en los cuales me vi inmersa en una violencia política ejercida contra mí en un territorio conservador y machista. Era la única mujer en un espacio de 9 miembros del Consejo. Salí al final del 2011, siendo una mujer política reconocida por su trabajo, en especial con los temas de mujer, y con acciones realizadas coherentes con lo que pienso y digo.
Ahora, hablar de lo que me ha permitido la construcción de alternativas tendientes a la reivindicación como mujer desde la reconstrucción de mi ser, es hablar desde la mirada transformadora que desde el trabajo comunitario y político me permitió, inicialmente a través de un proyecto de microcréditos en el sentido de viabilizar un recurso económico a la mujer rural cabeza de familia, proceso que permitió mi acercamiento a los procesos que se estaban adelantado con el sector de mujeres en el Municipio de Manta. En la búsqueda de este fortalecimiento para la gestión ante las instituciones, la cual tenía que ser precisa y oportuna, conocí a la Federación Departamental de Mujeres Campesinas de Cundinamarca (FEDEMUCC), que desde la palabra y su accionar, frente a la mirada de mujer, nos incluyeron en sus agendas de trabajo para la gestión de recursos hacia el fortalecimiento de los proyectos productivos. Pero más allá de fortalecer a las organizaciones en lo empresarial y productivo era establecer una dinámica de trabajo para fortalecerlas desde los espacios de participación e incidencia política hacia el empoderamiento de las mujeres en lo económico, político y social.
De la mano de FEDEMUCC, ingresé a los procesos de capacitación y formación que se estaban adelantando por parte de la GTZ. Una primera experiencia fue el proceso que se llevó a cabo por parte del Observatorio Mujeres y Participación Política, en alianza con la GTZ “Responsabilidad Democrática de las Mujeres –UN MUNDO EN CONSTRUCCION”, donde se aportaron herramientas para el fortalecimiento político tanto en el municipio de Manta como a nivel departamental. Luego del fallecimiento de la Presidenta de FEDEMUCC, Elsa Omaira Alvarez, asumí la Dirección de FEDEMUCC en el año 2011 y en el año 2013. Fui nombrada con apoyo de las organizaciones como Consejera Departamental de Planeación, escenarios que fueron fortalecidos en su accionar por varios talleres, cursos, encuentros, diplomados, en especial en temas de fortalecimiento a la participación e incidencia política, motivación hacia el compromiso de trabajar con, desde, por y para las mujeres, un llamado a interactuar con las “otras significantes” que permitieran la recuperación y resignificación del papel de la mujer en los espacios de decisión, espacios que me han llevado a establecer una postura política.
A partir de esta experiencia a nivel departamental y del trabajo desarrollado por FEDEMUCC en la construcción y posicionamiento de las agendas políticas de las mujeres, y gracias a un trabajo de movilización encabezado como Consejera Departamental de Planeación, logramos que se aprobara la Política Pública de Mujer y Género en el departamento de Cundinamarca. Llegue luego al escenario nacional, como Consejera Nacional de Planeación, especialmente por el sector Mujer Rural, por la Mesa de Incidencia Política de las Mujeres Rurales Colombianas de la cual FEDEMUCC hace parte. Espacio que como Consejera me permitió emitir el concepto al Gobierno Nacional sobre el proyecto de Plan de Desarrollo Nacional “Todos por un Nuevo País”, especialmente mujer rural y que de allí quedarán dos artículos en el Plan en garantía de la implementación de la Ley 731 de Mujer Rural, igualmente con el impulso y movilización de las organizaciones de mujeres rurales.
Ahora, luego de este proceso de empoderamiento, me veo como una mujer con sueños y esperanzas…una mujer libre, promotora de la asociatividad y la participación política de las mujeres, activista y feminista por la defensa de los derechos humanos y los derechos de las mujeres. Una mujer que se transformó a partir de sí misma, que ahora sabe escuchar, reflexiona, es propositiva y no calla los maltratos ni abusos que se comenten en contra de las mujeres, que apoya la liberación desde el cuerpo y el ser de las mujeres oprimidas.
Hada Marlen Alfonso Piñeros.